31 de mayo de 2007

El día del juicio llegó y Juan se dispuso a ….

enfrentarse a él con toda la ilusión, pero con el temor en su interior. ¿Serían sus súbditos implacables con él? ¿Habría conseguido granjearse su voto con sus palabras, gestos y ofrecimientos?

Ese día Juan se acercó a contemplar el proceso que podría llevarle de nuevo al trono de su feudo. Tenía el rostro desencajado, se le notaba nervioso, se mantenía silencioso y alejado de todos sus siervos. Siervos a quienes interiormente odiaba por tener que ponerse por un día él, el dueño del feudo, al servicio de sus lacayos. No, no llegaba a comprender como podían haberle pedido sus monarcas tal humillación y someterse a los designios de unos desheredados, que durante tanto tiempo estuvieron a su servicio. Pero debía acatarlo a pesar de su incompresión.

Sus incondicionales también se movían nerviosos, iban de un lugar a otro y controlaban el sufragio que decidiría si su señor Juan, volvería o no a "trepar" a su sillón y disponer del bastón de mando de su hacienda. Los minutos pasaban, el escritinio, a medida que se iba recontando, beneficiaba a Juan Trepador. Su cara y las de sus adeptos iban alegrándose; por el contrario, los rostros de los que no querían que de nuevo su señor coartara sus vidas, reflejaban incredulidad, preocupación y cierta dosis de miedo.

La suerte parecía decantarse a favor de Juan. El fiel reflejo de ello, eran las caras apenadas de aquellos dos que habían osado enfrentarse a su señor y las de los que les apoyaron. Trataban de animarse, pero ya todos veían a Juan ganador y lo que más les dolía es que libremente su pueblo, que tanto había criticado su labor, había decidido que Juan les gobernara de nuevo.

Pero he aquí, que el destino quiso ser justo tanto con Juan como con sus oponentes y decidió que aquella viejecita que recibió el beso de Judas y prometió a Juan su apoyo, aquel día despertó con los achaques propios de su edad y decidió que no iría a apoyar a su señor con su voto. ¡Seguro que tiene todos los de mis compañeros y no le hará falta el mio! Además, ¡no me gustó como me besó! pensó para ella y en ese justo momento, la fortuna se alió con sus oponentes.

Juan perdió parte de su poder y quedó en manos de los que deseaban desheredarle. Bajó los brazos, desapareció junto con sus devotos y el júbilo y la algarabía se adueñaron de su pueblo. El pueblo celebraba a pesar de todo la pírrica victoria de Juan y aunque pareciera incomprensible, habían vencido provisionalmente sus súbditos.

Juan pasó una larga noche sin dormir, pensaba en aquella viejecita que ponía en las manos de su pueblo el destino de éste. ¿Eran conscientes verdaderamente sus súbditos de la importancia de esta derrota/victoria? El tiempo como siempre, ese que nos pone y nos quita de los lugares, tendría que juzgar una vez más y poner a Juan en el lugar que le correspondía en la historia de aquel pueblo que por un día había dejado su apatía.

25 de mayo de 2007

Juan Trepador se enfrentaba por fin a su mas....

peligroso rival….. ¡el mismo!. Los reyes y virreyes superiores le obligaron a convocar a sus súbditos para que en la más absoluta intimidad demostrasen su amor u odio a Juan. Éste se mantenía nervioso, se sentía acosado por todos lados, la desconfianza se apoderó de él e incluso temía por traición de sus más allegados.

Pero a pesar de todo y creyéndose aún en posesión de la auténtica verdad, seguía fiel a su modo de pensar, convencido de que todo aquello era fruto de un complot contra él, que en ningún momento entendió se debía únicamente al modo de proceder tan miserable que el había tenido para con sus súbditos.

Su fiel escudero y amado paje permanecía a su lado, soltando en los corrillos de palacio toda clase de improperios hacia aquellos que consideraba los enemigos de su señor. La reverencia hacia su señor era continúa y de su boca brotaban como aguijones palabras hirientes contra aquellos súbditos, que habían osado enfrentarse a su señor en la carrera por el trono del feudo.

Todo estaba a punto de decidirse. El final de Juan Trepador se acercaba. El pueblo por fin tenía la palabra. La palabra de Juan parecía debilitarse. Sus lamentos mostraban cada vez más su odio hacia todos. Juan resistía y luchaba denonadamente. El tiempo se le echaba encima. Su suerte podría ahora traicionarle. Su suerte podría de nuevo aliarse con él.

Todo se resolvería en las dos próximas puestas de sol. ¿Sería por fin el ocaso de Juan Trepador?.

15 de mayo de 2007

El desánimo cundió en Juan Trepador....

cuando, para su sorpresa, vio como aquellos que con tanta astucia había expulsado por ser infieles a su mandato, ahora se unían en una nueva candidatura a su trono y competían con él para ganar el beneplácito de sus súbditos.
¿Cómo habían dejado sus gerifaltes que estos desleales a él se presentaran?
¿Cómo conseguían unirse tras la dura represión que su trovador más fiel había divulgado?

Juan Trepador no salía de su asombro, pero aún así, luchaba desde su humillante táctica tratando de desacreditar a sus oponentes. Conseguir de nuevo la confianza de un pueblo, que hacía mucho tiempo la había perdido para con su señor, era su gran objetivo.

El desaliento también apareció en sus fieles ayudantes y algunos trataron de enfrentarse a su señor, pero éste leal con su modo de persuasión, logró acallar las críticas de sus más allegados y los llevó de nuevo, con su astucia, al redil del que nunca debieron salir.

14 de mayo de 2007

Las noticias para regentar el feudo....

se aceleraban. Juan Trepador recibía mensajeros procedentes de sus soberanos inmediatamente superiores, alertándole de la proximidad de su reelección o la elección de un nuevo candidato para su señorío. Lo más preocupante para Juan era que esa elección partiría justamente del voto de confianza que sus lacayos le dieran o le denegaran democráticamente.

¿Cómo podían ahora decidir unos ignorantes siervos su continuidad al frente de su feudo? Juan no salía de su asombro al tener que poner en manos de serviciales lacayos su futuro reinado de nuevo al frente de ese señorío que, con tanta disciplina y temor por parte de súbditos, había regentado.

Las órdenes de sus superiores jerárquicos eran claras y no tenía más remedio que acatarlas muy a su pesar. Así que dio órdenes rápidamente para que aquellos que no aceptaban su mandato para el nuevo ciclo y que debieran haber apoyado su candidatura, fuera expulsados y les fuera denegada cualquier posibilidad de ser ahora sus enemigos en la lucha por la corona del señorío.

Y Juan Trepador bajo de su trono....

y se acercó a sus súbditos interesándose por sus problemas. Su piel de oso se convirtió en piel de cordero y su pueblo pareció en un primer momento desorientado. ¿Qué le ocurría a su señor? ¿Por qué esa amabilidad con sus súbditos? ¿Por qué esos saludos tan cordiales?

Pero el pueblo, que suele ser más inteligente de lo que piensan muchas veces sus gobernantes, rápidamente se dio cuenta de que lo que Juan Trepador pretendía con su nueva identidad era ganárselo; se acercaba una próxima convocatoria en la que sus monarcas de la corte real citaban a todos los siervos para elegir nuevo soberano del feudo. Juan lo sabía y temía que sus lacayos le diesen la espalda y tuviera que abandonar su señorío que con tanto engaño le habia costado ganar.

2 de mayo de 2007

Juan Trepador celebró una fiesta e invitó a ella….

a los gobernantes de los feudos colindantes y a los siervos de éstos. Comieron, bebieron y bajaron a compartir con sus feudatarios la alegría del momento. Todo era alegría y los estadistas se mezclaron en muchos momentos con su plebe y nada parecía dar a entender quienes eran unos y otros.

Fue un día de unión y alegría para todos y el orador al servicio de su señor, aprovechando la alegría y un poco la desinhibición del momento provocada por el poder del dios Baco; abusó de la ocasión y dejó que el pueblo oyera de viva voz lo que sus gobernantes estaban dispuestos a hacer para no perder sus feudos. Fue un día de triunfos para este declamador.