pero aún así, luchó por mantener intacta su imagen ante el pueblo que había confiado también en él.
Fiel a sus principios, luchó por su pueblo, por favorecer en todo a aquellos a los que quería desinteresadamente ayudar, aún a pesar que a veces las órdenes de su señor contradecían sus principios.
Se sentía herido, frustrado y el malestar psíquico también hizo mella en su físico; pero continuó luchando, ya solo con la esperanza de que llegara el día en que su pueblo le liberara de aquellas cadenas. Cadenas que habría de soportar durante un largo tiempo y que para él se había convertido casi en eterno.
Solo ansiaba en que llegara el día en el que sus cadenas fueran cortadas y por fin pudiera desvincularse para siempre de la tiranía de su señor, en quién en un principio confió y que más tarde le mostró el engaño que había maquinado para tenerlo a sus pies.