25 de marzo de 2007

Juan Trepador se dedicó a buscar el tesoro....

y comenzó a levantar su villa en la búsqueda de él, sobretodo cuando tuvo la certeza de que por fin no había aparecido en la capital de la corte.

Sus súbditos estaban asombrados ante tanta zanja cavada junto a sus moradas. Ya no sabían si realmente se trataba de la búsqueda de un hipotético tesoro o realmente deseaba su señor hacerles la vida más benigna; con el único fin, eso sí, de seguir un cuatrienio más con el bastón de mando.

Había incertidumbre, la duda acechaba en los corrillos de la noble villa y Juan Trepador se sentía cada vez más apesadumbrado, dudaba de sus lacayos y sentía que su simpatía no era la que antes notaba entre sus súbditos.

¿Estaría llegando la hora de su relevo?
¿Qué había hecho mal?
¿Por qué tenía tantos enemigos? o ¿realmente no se trataba de enemigos?
¡Cuanta duda recorrería su cabeza hasta el desenlace final de la historia!

24 de marzo de 2007

Y el declamador del momento se alineó con....

Juan Trepador y su invectiva fue dura e implacable contra aquellos que estaban en desacuerdo con las tropelías que Juan iba cometiendo.

Este declamador rapsoda, trovador, juglar, trovero y un sinfín de calificativos más; sin ningún tipo de improvisación, sino al contrario, con premeditada ingratitud, se dedicaba a difundir en la plaza central del señorío, con los bártulos de que disponía, todo tipo de agravios hacia aquellos que lícitamente trataban de poner el puesto de su señor democráticamente en poder del pueblo.

La lección estaba bien aprendida y las instrucciones de como y por donde debía atacar a los que se oponían a su absolutismo, hacían de este declamador un ser amenazador contra todos y para todos los que osasen ponerse en contra de su señor.


NOTAS ACLARATORIAS:
DECLAMAR: Hablar con demasiado calor y vehemencia, y particularmente hacer alguna invectiva con aspereza (una de las acepciones de la Real Academia Española de la Lengua).
INVECTIVA: Discurso o escrito acre y violento contra alguien o algo (Real Academia Española de la Lengua).

22 de marzo de 2007

Y el compañero de su subalterna...

bajo la sombra de ella y casi sin darse cuenta el pueblo, se inmiscuía en los asuntos de palacio y tomaba partido en las decisiones internas, decisiones que solo debieran corresponder a su señor (nuestro Juan Trepador) y a su séquito.

Su recato ante los súbditos, no daba la verdadera imagen del poder que realmente atesoraba este, aparentemente servicial, siervo de amplia sonrisa. Desde su poco transitado establecimiento de "carruajes", tomaba nota de todos y cada uno de los siervos, que perteneciendo al feudo de su señor y de su hacendada esposa, podrían poner en peligro el gobierno de aquel vasto territorio que ambos habían heredado.

Y uno de sus vasallos que antes se sintió engañado...

ahora perdonaba a su señor y se sentaba a su diestra. Su señor le perdonaba su rebeldía y le hacía partícipe de los más íntimos secretos acerca de su posesión.

Con ello, Juan Trepador, astutamente lo condenaba a ser cómplice de sus desmanes y a mantenerse disciplinadamente a su lado. Había conseguido con su erudición y tal vez con su soborno, que su servidor más intransigente cayera de nuevo bajo su bastón de mando y la sumisión de éste, para con él, en el futuro próximo e importante para sus intereses, estaba asegurada.