y se sentía reconfortada por ello. Asesoraba a su señor en casi todo, estaba a su lado a cada momento aconsejándole y adulándole.
Necesitaba más poder y si para ello tenía que rendirse a los pies de su gerifalte, estaba dispuesta a ello. Ella necesitaba sentirse la patrona del territorio conseguido, a la vez que deseaba que los lacayos le obsequiasen sus oídos de placenteras palabras acerca de la forma de liderar, junto a su señor, la administración ganada con mucho esfuerzo personal.