24 de febrero de 2006

Y el hacendado los interrogaba personalmente....

llamándoles a su presencia en el mismo momento en que disponía de los medios oportunos.

Investigaba la falsa habladuría, según él, hacía su persona y su forma de dirigir su circunscripción y amenazaba al infortunado lacayo con desterrarlo de su feudo.

Estos lacayos que eran preguntados por su amo, se sentían esclavos de áquel y sus libertades restringidas por ese mismo, que un día, se autoproclamó el salvador de su pueblo y absolutista de los que lo aclamaban y de los que lo rechazaban.

18 de febrero de 2006

Sus indagadores

También se rodeó de averiguadores, inquisidores, investigadores y otros sinónimos, que hoy conocemos cotidianamente como "pelotas"; para que le fueran contando a cada momento lo que se respiraba en el ambiente "pueblerino" acerca de su persona y sus quehaceres de administrador único de la hacienda municipal.

Éstos fieles a su gobernante, se expandieron por todos los lugares estratégicos de su feudo y comunicaron a cada momento a su majestad cualquier habladuría, chisme, murmullo o cotilleo hacia su personal visión en la forma de administrar su heredad y gobernar a sus lacayos.

El pueblo iba constrastando y verificando quiénes eran éstos inspectores al servicio personal del soberano, con la idea tal vez de deshonrarlos cuando éste fuera destronado en un futuro cercano si eso llegaba a ocurrir.

11 de febrero de 2006

Y su subordinada principal en cuanto....

sintió el poder en sus manos, actuó vengándose de todos aquellos a los que antes había querido y ahora odiaba.

Se volvió vengativa hacia ellos, los desheredó y los alejó de su feudo y se sintió feliz.¡Había triunfado en la batalla que tanto tiempo anidaba en su cabeza!.

Ahora vería por fin su sueño cumplido y el agravio realizado con su hijo, por fin quedaría reparado.

3 de febrero de 2006

Y uno de sus vasallos se sintió engañado,

pero aún así, luchó por mantener intacta su imagen ante el pueblo que había confiado también en él.

Fiel a sus principios, luchó por su pueblo, por favorecer en todo a aquellos a los que quería desinteresadamente ayudar, aún a pesar que a veces las órdenes de su señor contradecían sus principios.

Se sentía herido, frustrado y el malestar psíquico también hizo mella en su físico; pero continuó luchando, ya solo con la esperanza de que llegara el día en que su pueblo le liberara de aquellas cadenas. Cadenas que habría de soportar durante un largo tiempo y que para él se había convertido casi en eterno.

Solo ansiaba en que llegara el día en el que sus cadenas fueran cortadas y por fin pudiera desvincularse para siempre de la tiranía de su señor, en quién en un principio confió y que más tarde le mostró el engaño que había maquinado para tenerlo a sus pies.