Juan Trepador se rodeó y escogió unos subordinados "entrañables", nada conflictivos, surgidos de la nada y con grandes dosis de lealtad hacia su salvador.
Solo su "capitana" tuvo ciertos privilegios, algo enmascarados por la habilidad y la astucia de Juan.
Los demás eran sus fieles vasallos, que dotados de mucha ignorancia acerca del camino que habían elegido junto a su salvador, les daría en el futuro a todos muchos quebraderos de cabeza.
28 de enero de 2006
21 de enero de 2006
Juan Trepador se proclamó regidor de su pueblo
¡Era el día clave!, aquel en que sus convecinos se acercarían a decidir el futuro de su pueblo junto a su salvador. ¡Y no lo defraudaron!.
Juan Trepador fue elegido por mayoría gobernador de su pueblo. ¡Y él se sintió rey!.
Juan Trepador había ganado la batalla, ardua batalla contra sus enemigos, no solo los rivales en el combate, sino ante aquellos que según él le habían traicionado. ¡Era feliz!
Con su espada del beso-besaviejas que tantos adeptos le había proporcionado; con su puñal de la sonrisa perpetua y con su aguijón de la palabra ..... ¡había vencido a todos y se proclamaba dirigente único de su vasta circunscripción!
Juan Trepador fue elegido por mayoría gobernador de su pueblo. ¡Y él se sintió rey!.
Juan Trepador había ganado la batalla, ardua batalla contra sus enemigos, no solo los rivales en el combate, sino ante aquellos que según él le habían traicionado. ¡Era feliz!
Con su espada del beso-besaviejas que tantos adeptos le había proporcionado; con su puñal de la sonrisa perpetua y con su aguijón de la palabra ..... ¡había vencido a todos y se proclamaba dirigente único de su vasta circunscripción!
13 de enero de 2006
Y Juan Trepador se lanzó a la aventura.......
y quiso ayudar a su pueblo de la mejor de las maneras ¡siendo su gobernador!.
Juan, timorato, sin don de gentes, se fue acercando a unos y otros poco a poco, tratando de ganarse su amistad. Al cabo del tiempo lo logró y convenció a algunos convecinos de que aquella aventura tenía que prosperar, porque él era el elegido, el salvador del pueblo.
Así comenzó su periplo como máximo mandatario de aquel pueblo apático.
Juan, timorato, sin don de gentes, se fue acercando a unos y otros poco a poco, tratando de ganarse su amistad. Al cabo del tiempo lo logró y convenció a algunos convecinos de que aquella aventura tenía que prosperar, porque él era el elegido, el salvador del pueblo.
Así comenzó su periplo como máximo mandatario de aquel pueblo apático.
10 de enero de 2006
¿Cómo era Juan Trepador?
Podría decirse de él que había sido un chico normal, algo tímido, sin nada destacable por lo que prácticamente pasaba desapercibido para los demás.
En sus años de niñez, juventud y principios de la madurez, nadie podía imaginar que posteriormente se convertiría en el salvador de su pueblo y que esa inteligencia latente, pero durante tantos años adormecida, surgiría como ave fenix cuando dio el salto "salvador" para sacar a su pueblo del inexistente progreso.
En sus años de niñez, juventud y principios de la madurez, nadie podía imaginar que posteriormente se convertiría en el salvador de su pueblo y que esa inteligencia latente, pero durante tantos años adormecida, surgiría como ave fenix cuando dio el salto "salvador" para sacar a su pueblo del inexistente progreso.
9 de enero de 2006
Érase una vez un pueblo...
que quería tener su propia identidad, ser él mismo, pero sus habitantes no se atrevían a dar ese gran paso del compromiso. Todos ponían disculpas para comprometerse con él y con sus conciudadanos y los comprometidos eran juzgados una y otra vez, unas veces por envidias, otras por rencillas y las más por cotilleo.
Este pueblo quería ser grande, quería dejarse oir ante los demás, pero sus habitantes caían una y otra vez en la desidia y la apatía prevalecía. Pero apareció un luchador, un hombre capaz de luchar contra viento y marea por él y que estaba dispuesto a llegar al final de su aventura para ser reconocido como el gran salvador.
Fue éste, Juan Trepador, el salvador del pueblo que estaba a punto de fallecer ante su apatía.
Este pueblo quería ser grande, quería dejarse oir ante los demás, pero sus habitantes caían una y otra vez en la desidia y la apatía prevalecía. Pero apareció un luchador, un hombre capaz de luchar contra viento y marea por él y que estaba dispuesto a llegar al final de su aventura para ser reconocido como el gran salvador.
Fue éste, Juan Trepador, el salvador del pueblo que estaba a punto de fallecer ante su apatía.
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