21 de diciembre de 2007

Y llegó el día tan inesperado para Juan …..

en el cual esos enemigos, que ahora compartían la mesa donde se debían los dirimir destinos de su territorio, definitivamente le dieron la espalda hartos de promesas incumplidas, del completo olvido de su pueblo, de su prepotencia tantas veces declarada. Y un frío día de Diciembre cumplieron la promesa que tanto habían anunciado a Juan y que éste nunca tomó como real. Ese día Juan, ajeno a todo lo que se le avecinaba, había abandonado el palacio sin dar cuenta adonde se dirigía, sin ni siquiera dejar a alguien al cargo en su ausencia y se fue a ver a sus superiores.

Enterado de los propósitos de aquellos que deseaban usurparle el bastón de mando, Juan montó en cólera y desde su ausencia maldijo a aquellos que, para él, solo buscaban destronarlo por cuestiones personales. Juan de nuevo daba muestras de ser incapaz de ver más allá de su arrogante y soberbia personalidad.

Se acercaba el día en que le usurparían el trono y Juan trataba de buscar ayudas en los gerifaltes de los feudos superiores. Éstos se comprometían a ayudarle en la lucha por no perder la gobernabilidad de su dominio, los unos porque veían peligrar también sus territorios, los otros porque habían comprometido a Juan su palabra; pero tanto unos como otros en el fondo pensaban que lo que ahora le ocurría a nuestro “trepador” se lo había ganado con creces el solo.