23 de diciembre de 2007

Y llegó el día de la destitución y ….

Juan trató por todos los medios de impedir la sesión de censura del nuevo regidor de los destinos de su posesión, ganada anteriormente coartando en ocasiones la libertad de sus súbditos. Juan vociferaba y desatendía las peticiones de demora del más viejo de los gobernantes que presidía en aquel día el consejo de investidura. Ayudado de cómplices sabiamente instruidos, la sesión se desarrolló entre el griterío de sus partidarios y el ejemplar comportamiento de aquellos que no deseaban que Juan siguiera rigiendo los destinos de su hacienda.

Y Juan perdió el bastón de mando y éste pasó a manos de uno de aquellos que consideraba sus enemigos. Y Juan salió de palacio dando efusivas muestras de cariño a todos aquellos que le secundaron en sus años de reinado. Y sus partidarios gritaban e insultaban a aquellos que habían destronado legalmente a su señor. Y su señor partió con los suyos entre el desconsuelo y la rabia de no haber podido frenar su destitución. Y Juan se sintió triste por el poder perdido. Y Juan se negaba a entender que todo aquello solo se hubiera provocado por su ineptitud en su forma de gobernar. Y Juan se encerró en si mismo con una sola idea en su cabeza, que llegara el día en que pudiera vengar su vergüenza y deshonor.