junto a él la gobernabilidad de su territorio. Les ofrecía intervenir en los asuntos de estado y dirigir ciertos apartados que antes habían sido coto privado de sus allegados más fieles. ¿Juan compartiendo con sus "enemigos" los destinos de su hacienda? ¿Qué maquinaciones afloraban en la mente de nuestro señor?
Sus enemigos, como así los sentía interiormente, rechazaron las parcelas de poder que ahora su señor les ofrecía y que decía hacerlo con el fin de compartir juntos la dirección de su vasta comarca. Solo los fieles servidores de Juan creían verdaderamente en sus palabras; los otros, aquellos a los que tanto odiaba y que ahora se sentaban a su mesa, tenían bien aprendida la lección de tiempos atrás y no eran capaces de asimilar la bondad y sinceridad que ahora parecían desprenderse de sus palabras.
Juan se sentía apesadumbrado, receloso, irritable, nervioso. Eran momentos en que, ante unos privilegiados súbditos, pretendía ceder parte del poder que su bastón de mando anteriormente le había proporcionado. Verse así, ante su servicial pueblo, era un desagravio que tendría su desquite en cuanto tuviera de nuevo el poder absoluto de su feudo. Estaba dispuesto a esperar pacientemente el tiempo necesario, pero en cuanto llegara la oportunidad, aplastaría con su soberbia a todos aquellos que tanto desasosiego le provocaban.
La venganza por parte de Juan Trepador sería terrible, pero … ¿llegarían los tiempos de venganza?
15 de julio de 2007
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